Hay ocasiones en que el silencio no es una opción.
He leído el último ataque que el partido popular dedicaba a la alcaldesa de Ajofrín y tengo la necesidad de decir que en política no vale todo. No se puede intentar destruir a una persona inventando mentiras y atacando a su familia.
La estrategia es clara, empezaron atacando a su padre en cada pleno, siguieron con su hermano, sin prueba alguna, y por último pretenden manchar su imagen con insinuaciones de corrupción o de autoritarismo. Esto no es oposición, es el odio carroñero de quién no tiene más que veneno como proyecto.
Y me parece profundamente injusto, porque yo he visto como Marisa se desvive por su pueblo, como se levantaba a las seis de la mañana para ir al ayuntamiento y llega a su casa a las doce de la noche después de alguna reunión en la mancomunidad, diputación, o cualquier otro sitio.
Me parece injusto porque esta es la legislatura más transparente de la historia de Ajofrín, donde se publica absolutamente todo, donde se da cuenta de todo en los plenos con informes pormenorizados, donde hay comisiones con la oposición para debatir cualquier cosa, donde se han creado órganos de participación que nunca antes habían existido.
En esta legislatura se ha pasado de ser un pueblo muerto a una localidad donde se organizan actividades deportivas, culturales, semanas temáticas, reivindicaciones públicas. Hoy somos un pueblo donde se tiene como bandera la igualdad de género y la concienciación medioambiental.
Estos años hemos visto como volvían los planes de empleo a nuestro pueblo, como se generaban proyectos como los de refuerzo escolar o integración social. Hoy somos un pueblo con una biblioteca con decena de actividades.
Tenemos nuevos parques como el de la lagunilla, se están renovando plazas como la de las monjas, se ha ajardinado la entrada al pueblo por Sonseca, restaurado la ermita de Alimán, renovado los baños del colegio y más proyectos que pronto veremos.
Consciente de todo esto la oposición ha decidido hacer del ataque personal y familiar su única arma política, tal vez con la intención de que si consiguen hacer suficiente daño en este aspecto logren que en las próximas elecciones no se presente. Espero que la mezquina estrategia del odio no funcione nunca, porque en política no todo vale.
Alberto Rojas Castellanos